,Cuando alguien se plantea emprender en la mayoría de los casos hay una mirada que se dirige hacia fuera, a detectar oportunidades de negocio. Esta es la mirada de la que comúnmente se habla en las escuelas de negocio, etc, desde luego que es importante, pero bajo mi punto de vista y experiencia, la primera mirada debemos llevarla hacia nosotros mismos, o en todo caso trabajarse en paralelo ya que el aspecto externo e interno deben integrarse.

Le recomiendo a las personas con las que trabajo que aborden el proceso de emprendimiento como un proceso de conocimiento del entorno y también de sí mismas. ¿Por qué? Porque cualquier negocio lo impulsamos personas y en él se ponen en juego nuestras habilidades, intereses, motivaciones, circunstancias, y todo ello modela también lo que vayamos a poner en marcha.

Por un lado, si tenemos que ofrecer algo al mundo, tendremos que ver dentro de nosotros que tenemos para dar. El qué se hacer y el qué quiero hacer son claves, y aquí surge el mundo de la motivación y digo mundo porque no somos iguales, sino diversos, te remito al post sobre inteligencias múltiples y emprendimiento si quieres profundizar algo más.  Pero no sólo somos diversos en cuanto a habilidades, sino diversos en cuanto a lo que nos mueve: hay personas para las que es importante estar conectadas a lo que hacen, que les apasione, o les interese, y otras personas para las que esto no es esencial. No hay algo mejor o peor en general, sino lo que a ti te va mejor o peor.

La clave es conocerte y si es posible respetarte para fluir en lo que vas a poner en marcha en consonancia con lo que eres y necesitas.

Este saber quien somos, implica reconocer nuestros puntos fuertes y también nuestras debilidades. Nada como un proyecto de autoempleo o iniciativa conformada por un equipo pequeño para que salgan a relucir las luces y las sombras, ya no está el jefe o los compañeros para echarles la responsabilidad, ahora se nos ve mucho más el plumero.

Saber con que bazas puedo jugar es clave para desarrollar mi talento y ponerlo a disposición de mi proyecto, y saber mis debilidades me puede ayudar a trabajarlas en lo necesario y también a buscar compañeros de viaje o aliados que me complementen.

Tú te proyectas en tu empresa, emprender puede ser una estupenda aventura para crecer y  desarrollar tu potencial. Si aprovechas la ocasión para conocerte algo más, la manera de enfocar tu proyecto será distinta. Utilizarás tu empresa para crecer como persona y en la medida que tu crezcas ella podrá ser un lugar más próspero a nivel económico, y a nivel humano para ti y para todos lo que formáis parte de la misma.

 

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