Encina Villanueva Lorenzana

Hoy tenemos en Rincón Cubelli a Encina Villanueva que nos contará como es su trabajo en el terreno del arte y el feminismo. Su entrevista es auténtica, rica y profunda, en ella hay mucho de lo que aprender y con lo que identificarse cuando emprendemos, aunque lo hagamos en un sector diferente. Es un placer contar con ella en este espacio de experiencias.

Me llamo Encina Villanueva Lorenzana, estudié Historia del Arte y, cuando me acerqué al feminismo, necesité cuestionar y revisar toda mi carrera, empezando por buscar a las artistas que no me habían enseñado. De esa inquietud salieron mis intuiciones más vocacionales, sentí fascinación por la mirada feminista sobre el arte, que ya tenía un recorrido que yo desconocía, y empecé a formarme en ella.

Actualmente me dedico a la formación, fundamentalmente, pero también a la organización de exposiciones y a la elaboración de materiales didácticos y de comunicación. Lo hago en un Espacio de Igualdad de Madrid donde imparto talleres sobre artistas visuales o poetas y también me encargo de las exposiciones. También hago trabajos por mi cuenta para todo tipo de entidades e instituciones (museos, ayuntamientos, universidades, ONG, etc, para las que imparto conferencias sobre mujeres artistas o doy cursos de aplicaciones educativas del arte desde la perspectiva feminista. También junto a una amiga, Patri Torres Cañada, creamos “OtrasNosotras” un proyecto desde el que, además de impartir talleres, hacemos una labor permanente de difusión en redes sociales de la obra de mujeres artistas.

1. ¿Hace cuánto tiempo y qué te llevó a apostar por impulsar un proyecto propio? ¿Por qué éste en concreto?

Empecé a formarme en arte y feminismo y a testar algunos talleres desde el año 2013, pero el proyecto como tal comenzó en enero de 2016.

Llevaba diez años en una ONG de desarrollo, como responsable de Género, un trabajo que en su momento me apasionó pero que fue perdiendo fuerza mientras la ganaban las nuevas inquietudes. Un día tomé la decisión y, en unos meses, había dado el salto. Aunque el margen de libertad que tenía en mi trabajo era amplio necesitaba tener más, tenerla toda. Además, quería hacer algo que allí no cabía y me atraía la idea de organizarme yo misma los tiempos y no depender de nadie. Creo que fue una mezcla de haber llegado a cierto tope con lo que estaba haciendo con un impulso hacia una mayor autonomía y la necesidad de desarrollar un proyecto propio.

Vinieron los temores, claro, enormes, pero llegó el momento en que las ganas fueron más fuertes que el miedo, y ahí me lancé. Estaba convencida. Iba a perder la protección de estar en el marco de una institución, a partir de entonces lo bueno y lo malo que pudiera suceder sería responsabilidad exclusivamente mía, y eso me asustaba. Con la perspectiva de los años, pienso que en el fondo era lo que deseaba.

2. ¿Qué aprendizajes has sacado de estos años? ¿qué consideras a modo Claves”, qué puede ser útil desde tu experiencia para tener en cuenta por alguien que quiere emprender? ¿En concreto en un sector cómo el tuyo qué crees es clave?

Pensando la experiencia de estos años en clave de aprendizajes, me animo a compartir algunas ideas. Ojalá a alguien le sean de utilidad. A mí me ha servido, por ejemplo:

  • Hacer una actividad que hago bien, que disfruto y en la que tengo algo propio que aportar. Creo que hacer un trabajo de calidad es una de las mejores garantías de que el proyecto sea sostenible. Y poner en ello lo que es propio de cada quien, lo singular, tu puntito. Creo que, en las maneras, los enfoques, las metodologías, etc… siempre hay diferencias que es importante tener claras y entender que eso puede ser lo que haga que te llamen a ti y no a otra persona: aquello, a veces muy sutil, en lo que te diferencias.
  • Cuidar los contactos. Esto es un temazo porque generalmente las relaciones, tanto personales como profesionales, dependen de donde te mueves en la escala social. Por ejemplo, mi primer trabajo en una asociación en Madrid me salió porque un amigo de Oviedo, la ciudad donde nací, trabajaba allí. De cualquier modo, me parece estratégico generar contactos, mantenerlos, y de alguna manera estar presente en algunos lugares y momentos clave para cada sector. Sin que esto sea una losa o condicione demasiado, tampoco creo que haya que estar en todo y a la última, un ligero “dejarse ver “puede ayudar a que la gente se acuerde de ti cuando necesite algo similar a lo que ofreces.
  • Trazar bien el por dónde quiero ir, aunque sea un poco vago, y no despistarme con caminos ajenos. A veces veo a otras personas del sector hacer cosas o tomar determinadas decisiones que pueden hacerme dudar. Encontrar inspiración en otros proyectos es importante pero no si me despega de mí misma. Trato de estar atenta a la intuición, a qué hago con más soltura, a qué me hace sentir mejor, incluso a con qué personas quiero o no quiero trabajar. También a qué trabajos me orientan en la dirección que me interesa y cuáles me llevan a un punto muerto. Para esto ayudan mucho los procesos como los que tu acompañas, Nuria, se trata de algo así como ir pensando el camino mientras se recorre.
  • Decir que no. En este tiempo he ido clarificando mis intereses, priorizando determinados trabajos y soltando otros, aprendiendo a decir que no (qué difícil ante la incertidumbre) para dejar hueco para cosas mejores o más acordes a mis deseos y capacidades.
    De hecho, me encuentro en un momento en el que, después de años de coger trabajos por razones puramente alimenticias he decidido hacer con calidad lo que más me interesa y, por tanto, hacer menos cosas, aunque eso suponga menos ingresos. Creo que, en el fondo, es una inversión a largo plazo. Si profundizo y mejoro en ello afianzaré mi posición y lograré mejores propuestas.
    Además, mi intención es vivir mejor. No quiero trabajar de sol a sol ni, aunque mi trabajo me apasione. En las épocas en las que eso sucede y no cuido mi vida personal y mis relaciones, me desconecto de la vida.
  • En términos económicos para mi es importante no perder la referencia de cuánto es lo que necesito para vivir o por lo que me siento reconocida en mi trabajo. Si pienso en lo que podría estar cobrando en otros trabajos o incluso lo que pagan a otras personas por hacer algo parecido me entra mucha desazón, pero si vuelvo a mí y a mis necesidades, sin compararme con nadie, me quedo más tranquila. Por supuesto que quiero cobrar bien, pero para mí eso no es el centro, no es la razón por la que hago lo que hago. Y creo que saberlo me ayuda a no despistarme demasiado.
  • Finalmente, hay una combinación a lograr entre lo que quiero hacer y lo que se demanda y tiene hueco. Creo que a base de ir haciendo cosas y observando el ámbito profesional voy viendo los nichos, las actividades que tienen más eco y también aquellas en las que me siento mejor. Creo que un equilibrio entre estos factores, lo que quiero ofrecer y lo que se pide, es estratégico, aunque no siempre sencillo.

3. ¿Qué te aporta de positivo trabajar por cuenta propia? ¿cuáles son los más puntos más difíciles y cómo lidias con ellos?

Lo más positivo para mí es el no depender de nadie, el no tener que dar cuentas más que a mí misma. Evidentemente la libertad, en todos los sentidos, incluido el creativo. Elegir, en la medida que puedo, lo que hago. Y organizar mis tiempos.

Afrontar la incertidumbre y la sensación de precariedad que me genera el no tener seguro lo que voy a hacer en los próximos meses o cuánto voy a ingresar, es la parte más compleja. En este sentido, encuentro una especial dificultad en decir que no a trabajos, porque no me interesan o me desvían demasiado de mi camino o están demasiado mal remunerados, cuando no tengo asegurados otros.

4. ¿Cómo gestionas la incertidumbre que implica tener un proyecto propio, ahora y siempre, pero ahora más?

Ante la incertidumbre, que siempre está y estará en un trabajo por cuenta propia, trato de conectar con la confianza. La confianza en que hasta ahora me han salido trabajos, la confianza en lo que hago tiene valor y aporta algo específico al sector, y abstraerme un poco del contexto. Porque lógicamente es un momento malo, por lo general, pero eso no implica que sea desastroso en todo o que deje de haber de forma radical financiación para el tipo de cosas que yo hago.

Sigue habiendo dinero, sigue habiendo movimiento, así que sigue habiendo oportunidades, aunque sean menos que en épocas boyantes.
Una estrategia para mí ha sido tener algunos ingresos asegurados. Hace dos años cogí una media jornada para tener algo fijo al mes, pero también porque era muy coherente con mi proyecto. Lo que hago en el Espacio de Igualdad alimenta mi trabajo como autónoma y viceversa.

De todas formas, mi experiencia es que un trabajo a media jornada me lleva, energéticamente, más de este tiempo. Así que también tengo claro que es algo que tendré que dejar algún día para que lo que hago por mi cuenta pueda adquirir una mayor dimensión.

Intuyo que volver a ser exclusivamente autónoma (lo fui los primeros tres años) es cuestión de tiempo o eso limitará el alcance de lo que haga. Pero mientras tanto tener algunos trabajos seguros, como esta media jornada, pero también, por ejemplo, cursos que repito cada año, son un ancla que me permite afrontar el futuro con más seguridad.