Uno de los problemas que me encuentro habitualmente a la hora de acompañar procesos de emprendimiento o a empresas a la hora de crear soluciones innovadoras, es que están centradas en el QUÉ en lugar de su QUIEN a la hora de diseñar su estrategia.
Se olvida el sentido común y que un negocio es esencialmente un lugar de intercambio: si lo que ofreces no aporta valor real y encuentra al otro lado alguien que esté dispuesto a pagar por ello, la ecuación no funciona.
El QUÉ en un proyecto es como la zona de confort de la que cuesta salir:
– Centrarse en el qué es más cómodo, no tengo que salir de mí, aunque puede resultarnos a la larga muy caro.
-Muchas personas suelen enamorarse de su producto o servicio, su qué es como un hijo, y huyen de la exposición y crítica en el momento del diseño.
-Se sigue un esquema mental lineal obsoleto que responde a algo así: si diseñamos una solución de calidad vamos por buen camino y encontraremos clientes inexorablemente.
Mi trabajo es ayudar a quien se pone en mis manos en ir más allá, hacerse otras preguntas esenciales en un modelo de negocio: como el quien, cómo, cuánto, entre otras y en encontrar respuestas.
Pero sobre todo la clave es el quién, una buena solución no funciona en abstracto, sino que es buena porque aporta valor real a un grupo suficiente de personas. Esto implica un enfoque que nos lleva antes que diseñar soluciones o a mejorarlas, intentar conocer muy bien quienes las van a usar, ponernos en sus zapatos y saber llegar a su corazón.
Por tanto, si estás empezando a darle forma a tu proyecto o si tienes una empresa en funcionamiento, pregúntate ¿tienes un quién? ¿Cómo es, qué quiere y necesita? antes de avanzar en otras lindes, y si no tienes respuestas búscalaa. Y ojo al dato, buscar respuestas no es imaginarlas, sino como dice Steve Blank hay que “salir de la oficina” e ir a la realidad.
Para ello hay un conjunto de metodologías como el Design Thinking, Customer Development, entre otras, basadas en técnicas de investigación social y marketing que ayudan a hacer ese trabajo de campo que no te puedes saltar. Diseñar tu modelo de negocio no se hace en el papel, sino que tiene que partir de una realidad que debes saber observar y entender.