Habitualmente asociamos creatividad al momento ¡Eureka!, quizá porque pensamos que la misma es sólo cuestión de ocurrencia ¡Un momento, cómo un relámpago, donde llega la lucidez! De la misma manera pensamos que la creatividad es cuestión sólo de ingenio, hay gente a la que se le ocurren más y mejores cosas sin más.
Sin embargo, la creatividad es una capacidad que todas las personas podemos desarrollar y abarca todo un proceso, donde la iluminación o el Insight, sólo es una parte del camino.
Fue Graham Wallas profesor de Ciencia Política en Oxford, y apasionado de la educación, quien, en 1926, en su libro “El arte del pensamiento”, creo una especie de modelo teórico donde explicaba el proceso creativo. Dicho modelo intentaba dar una estructura a procesos que él mismo había investigado y experimentado. En su propuesta hablaba de cuatro fases del proceso creativo:
Preparación
En esta fase se hace un trabajo consciente y voluntario que implica la identificación del problema y la comprensión del mismo. Para ello se abre un proceso de investigación: un momento activo de recogida de datos y de toda la información posible entorno al reto o problema que tengamos por delante. Es una fase donde prepondera el uso del hemisferio izquierdo, de análisis y organización de manera lógica.
Incubación
Es la fase de “dejar estar” toda la información recabada. Se necesita, en lugar de adentrarnos en el problema, distanciarnos de él, dando así a un proceso inconsciente, donde lo que toca es dejar reposar lo que hemos investigado. Es una fase pasiva receptiva, donde el hemisferio derecho cobra especial importancia, comenzándose a integrar y a relacionar toda la información no de manera lógica, sino creativa.
Iluminación
Es la fase en la que comienzan a surgir las ideas y soluciones a nuestro problema, el momento ¡Eureka! Hemos abonado el terreno con información y análisis, hemos dejado que se produzcan conexiones, y ahora llegan los frutos a modo de insights. En este momento, la solución llega y tomamos consciencia de la misma, de manera inesperada.
Verificación
Otra vez vuelve la voluntad y el esfuerzo consciente. Esta fase, comprende el desarrollo, validación y evaluación de la idea. Se pone en marcha un trabajo activo para probar su validez, darle forma y quizá implementarla.
Cómo vemos, lo creativo es un proceso complejo donde se da una interrelación entre los hemisferios cerebrales, el pensamiento consciente e inconsciente, y momentos activos y receptivos.
Realmente, aunque hablamos de estas cuatro fases y las estructuramos en un orden, estás en la práctica se entrelazan y superponen en muchos momentos.
En el ámbito profesional a veces, somos muy lineales a la hora de abordar el diseño de soluciones, ya sean productos, servicios o cualquier tipo de proyecto, olvidando que son procesos creativos. Saber aplicar estas fases de manera práctica, nos ayudará a gestar más y mejores soluciones, además de enfrentar nuestros retos y proyectos profesionales de manera más manejable, relajada y fructífera.